Jackass: caos, dolor y comedia
- Rafa Jiménez
- 19 may
- 2 Min. de lectura
El fenómeno que no debía funcionar… pero funcionó
En los inicios del milenio, MTV aún no estaba dominado por realities insípidos ni TikToks reciclados. En su lugar, ofrecía algo más crudo: Jackass, que se estrenó el 1 de octubre del 2000. La premisa era simple: dolor, estupidez, y diversión sin filtros. Lo que parecía televisión basura se convirtió en fenómeno cultural.
Jackass: humor físico, riesgo real y cero moralejas
Con Johnny Knoxville al frente, junto a Steve-O, Bam Margera, Ryan Dunn, Wee Man, Preston Lacy y Chris Pontius, el programa llevó las bromas físicas al extremo.
Subirse a una rampa para estrellarse, lanzarse a ciegas contra vidrios, jugar con serpientes o usar disfraces ridículos era parte del menú. Lo grotesco, lo sexual y lo soez convivían en cada episodio.

Del underground televisivo al cine millonario
Aunque Jackass solo tuvo 3 temporadas y 25 episodios, su impacto fue tan grande que el salto al cine fue inevitable. 10 películas después, la fórmula se mantuvo: más presupuesto, más dolor, más risas. Escenas como el Roller Disco Truck o los legendarios High Five y Night Pandas siguen siendo recordadas por su creatividad absurda.
Consecuencias reales para un entretenimiento sin filtro
Las lesiones eran constantes y no todo fue risa. Bam Margera terminó en terapia y rehabilitación por adicciones, mientras que Ryan Dunn falleció trágicamente en 2011. Jackass fue el costo físico y emocional de hacer humor sin límites, de convertir lo extremo en espectáculo. Y eso también dejó cicatrices.

Una era sin valor, pero con contenido
Hoy, 24 años después del último episodio, la nostalgia es inevitable. Jackass no ofrecía moralejas, pero sí contenido. No enseñaba, pero sí conectaba con una juventud cansada de estructuras. No era educativo, pero en su caos desatado, nos recordaba que reírse —aunque sea de lo absurdo— también es una forma de resistencia.
Alterno opina
Jackass programa de MTV fue la última gran travesura colectiva de la televisión antes de volverse obediente. Fue ofensivo, torpe, incorrecto. Pero también fue real. En una época donde todo está medido y corregido, ese desorden duele... pero se extraña.
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